Qué semana más ajetreada estoy
teniendo. Ayer no tuve ni un minuto libre. Por la mañana estuve con mi abuela
hablando de nuestras cosas y por la tarde haciendo las últimas compras antes de
irnos de viaje. Hoy no llevo idea de ir a ningún sitio, menos mal.
Hoy voy a hablaros de mi pequeñín.
Se trata de mi perro. Sé que cuando lo tenga que dejar en la guardería para
perros voy a quedarme chof porque es la alegría de mi vida. Solo espero que
este bien cuidado y me lo devuelva como yo lo deje ya que la última vez que lo
lleve a una guardería me lo devolvieron con una conjuntivitis de caballo. El
pobre no podía ni abrir los ojos.
Hoy voy a hablaros de él. La razón por la que lo tengo es porque hubo un momento de
mi vida en el que me sentía sola muchas veces y pensé que esa era la solución. A día de hoy no me arrepiento en ningún momento de tenerlo porque sé que si no
lo hubiera tenido en esos momentos de mi vida estaría actualmente con algún problema de
salud . Es cierto que tenerlo en muchas ocasiones es un inconveniente sobre todo
en vacaciones pero aun así no me arrepiento.
Es la alegría de la casa, cuando llegas y ves a esa cosita
menear el rabo mientras te mira a los ojos. Es una sensación maravillosa.
Cuando estoy sentada en el sofá y es él quien viene y se sienta junto a mí sin
necesidad de llamarlo, es maravilloso.
No tanto el sacarlo a pasear todos los días y mucho menos
que vaya tirando de ti como si te costará andar y el te ayudará a ir corriendo.
Eso no es “guay” para nada. ¿Y recoger las cacas? Yo en ese aspecto no tengo
problemas ya que soy técnico de educación infantil y las cacas son el día a
día, pero parece que muchos dueños sí tienen problemas (ya que las cacas en las
aceras es algo normal…).
Me acuerdo de los primeros días en casa. ¡Qué horror! Se
meaba y hacia cacas ¡¡¡por toda la casa!!! Mordía y rompía todo, fueron meses un
tanto estresantes en los que me arrepentía un día sí y otro también de tenerlo.
Tenía compañía pero no era ese tipo de compañía la que quería. Ahora estoy
feliz de tenerlo puesto que cada día está más tranquilo. Es una fuente de
alegría, te da momentos inolvidables así como graciosos. El momento en el que
gira la cara mientras le hablas como si entendiera todo lo que le dices, cuando
se vuelve loco jugando, cuando bebe agua,…Son sensaciones indescriptibles.
Ah y no olvidar que es mi mejor psicólogo, al cual le cuento
todo y me lo resuelve con un beso.
Es maravilloso tener una mascota a la cual quieres y de la
que recibes el mismo amor que le das. Soy feliz a su lado.