El viernes fui con mi pareja a la feria del outlet que se
celebraba este fin de semana en Zaragoza. Antes de ir mis impresiones no eran
demasiado buenas. ¿Por qué?, te preguntarás. Muy sencillo al ser un outlet
esperaba un montón de gente comprando, pocas tallas, pocos probadores…Pero aun
así decidí acercarme a ver si mis impresiones estaban equivocadas o no. Además
de que mi pareja quería comprarse ropa aprovechando los descuentos de escándalo
que promocionaban.
Cuando todavía faltaban 15 minutos para llegar empezamos a
ver un montón de coches atascados, eso ya me empezó a dar “mala espina”. Y como
podéis imaginar hasta que finalmente llegamos pasó un largo rato, para ser más
exacta 45 minutos. Cuando llegamos, yo como buena compradora que soy, me fijaba
en la gente que salía de allí y las bolsas que llevaba. Y bien, la conclusión
de esta breve observación fue que la mayoría de personas salían de allí sin
ninguna bolsa…mmm otra cosa que me resultó extraña.
Una vez dentro había una cola exageradamente grande para
¡Comprar las entradas! Sí, había que comprar entrada…
Una vez superada la cola ¡Ya estábamos dentro del recinto! Había
música en directo con food trucks en una placita al aire libre, y nunca mejor
dicho porque hacía un aire…
Finalmente entramos al único y exclusivo pabellón en el cual
se desarrollaba ¡todo el outlet! Presentía lo peor, y así fue. Mi sensación fue
de agobio todo el rato que estuvimos dentro. Había mucha ropa pero también pasillos
atascados de gente. Al fondo del pabellón estaba la zona del hogar y
gastronómica. Y ¡uff! lo agradecí ya que podías ir por los pasillos sin sentirte como una” anchoa enlatada”. Tras dar una vuelta al pabellón y con mucha decepción a la
vez que enfado decidimos irnos de esa gran multitud de gente.
Mi conclusión: pagué por ver a un montón de gente y por
enfadarme. Así que creo que la organización de este evento fue decepcionante.
Si hubiese sido gratis no hubiese habido ningún problema, pero pagando una
entrada esperaba más amplitud puesto que había disponibles muchos más
pabellones. Y lo que más me fastidió es que estoy segura de que si hubiese
habido menos gente hubiera comprado alguna que otra cosa pero era imposible
comprar nada con tanto agobio de gente. Es curioso porque al día siguiente en
la televisión salía la feria sin gente. Cuando yo vi esas imágenes pensé “Esto
lo habrán grabado cuando todavía estaba cerrada”, Vaya engaño.
Decepción total con
esta “feria”.
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