Aquí me encuentro, escribiendo mientras miro por la ventana,
esa ventana por la que entra el sol para despertarme, por la que entra el
reflejo de la luna por las noches. Pasan personas solas, acompañadas, paseando
a sus perros, con ropa de trabajo. Me encanta observarlos y analizar sus gestos
en la cara. Es muy interesante. Quizá sea cotilla por mi parte pero nadie es
perfecto y no voy a dejar de hacerlo, ya que me encanta.
Es increíble pensar que mientras tú vas paseando
tranquilamente por la calle hay ojos que te siguen, observándote, sin que te
des cuenta. Hay veces que es inevitable no darte cuenta porque esa persona
viene hacia ti, en dirección contraria a la que tú vas, y no para de
observarte. La mayoría de la gente lo primero que piensa es “¿Por qué me mira?”,
“¿Qué tengo?”, “Seguro que voy haciendo el ridículo”. Sin embargo porque en vez
de pensar eso nuestra cabeza no piensa “me mira porque nunca ha visto ningún/a
chico/a igual que yo”. No pensemos siempre negativamente, comámonos el mundo
diciendo “Aquí estoy, que opinen lo que quieran sobre mí”.
Tristemente está vida se acaba cuando menos lo esperamos,
estamos de paseo como mucha gente dice. Aprovechémosla, exprimamos cada
minuto, cada segundo, cada instante.
Vuelvo a mirar por la ventana y esta vez no hay nadie, los
maceteros siguen ahí, en un día radiante y soleado. Van pasando minutos,
segundos de mi vida.
Alguna vez os habéis parado a pensar en el montón de
acciones que se realizan a la vez en este mundo en un segundo. Me encantaría
ser omnipresente y ver a un montón de personas a la vez en sus distintas vidas.
Sería increíble. Me encantaría en un futuro saber, conocer la vida de los demás,
vivirla como si se tratara de mi propia vida.
Que tranquilidad se respira hoy en mi cuerpo. Mientras escribo
este pequeño texto suena de fondo música relajante que me evade de este mundo y me
lleva a soñar. Que sano es dedicar tiempo para uno mismo, para conocerte, quererte más, porque somo los únicos que podemos querernos para siempre.
Ahora es mi perro quien mira por la ventana. Qué verdad
tienen las personas que dicen que los perros se parecen a sus dueños. Ahí está asomando
su cabeza entre las cortinas observando quién pasa. Que increíble es este mundo.
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