El olor dulce y un gran abanico de colores inundan la tienda,
sí se trata de una tienda de chucherías. Vuelves a la niñez o quizás a la
juventud, ¿Recuerdas cuando ibas a comprar chucherías? y cuando las comías ¿Eras
el ser más feliz del mundo? Porque yo sí y en ocasiones me sigue pasando.
Ayer entré en una tienda de chuches y ahí la razón de este
texto. Es increíble el poder que tienen con sus colores, sus
olores. Te llaman diciendo “Abre la bolsita y méteme dentro. Quiero ir contigo
aunque sea por poco tiempo”. Y ahí es cuando apareces tú y te conviertes en el
protagonista de la historia pero, ¿Cuál eliges entre toda esa variedad?
Según
mi opinión hay unas cuantas chucherías que podemos considerar como clásicas y
siempre que vas a comprar te llevas al menos una de ellas. Me refiero a las
famosas “fresas”, a los “plátanos”, a las “cocacolas”, los “huevos”… -creo que
hay más de lo que pensaba-; bueno, y los regalices rojos y huecos por dentro que
son un clásico también. (¿Os habéis fijado el montón de tipos de regalices que
podemos encontrar ahora?; rellenos, finitos, grandes, extra grandes, gorditos,
de millones de colores, ácidos…)
Es increíble el montón de formas y sabores que puede tener
ese pequeño y blando caramelo. Bueno y esas chucherías que están llegando al
mercado o por lo menos a mi paladar desde hace poco tiempo. Hablo de las
chucherías picantes. Seguramente haya muchas más con sabores peculiares y
probablemente no las haya probado pero esa guindilla que parecía inofensiva… ¡me
dejó la boca dormida! ¡Qué cosa más repugnante! Esa chuchería junto al ojo
(estoy segura de que sabes que chuchería es) son las únicas que antes de entrar
a una de estas tiendas no están en mi pensamiento de comprarlas.
Las que más me gustan son las chucherías ácidas, esas que
llevan sidral por encima (solo de pensarlo mi boca ya saliva). Bueno, y los cds
o billetes hechos de oblea, que duran “na” y menos cuando están en mi poder. Y también
esos palotes envueltos de chocolate rosa o amarillo que su interior está hecho
de nubecitas. Y pensándolo mejor hay muchas más. Contra más pienso en
chucherías más me vienen a la cabeza… Jo no sé si a ti te ha pasado pero a mi
tanto hablar de chucherías…, me han apetecido…, menos mal que me sobraron de
ayer.
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