Ya es lunes tras un ajetreado y liado fin de semana. He
tenido de todo, tres celebraciones de cumpleaños (este mes es el mes de los
cumples, que barbaridad) y bueno… la final de la champions. Hoy voy a hablar del
cumple del viernes y ya mañana con la euforia un poco mas olvidada os cuento mi
final de la Champions.
El viernes fue el cumpleaños de mi sobrina. Cumplía 2 años y
no os podéis ni imaginar los “pocos” regalos que recibió. Qué locura y nunca
mejor dicho. Es increíble como una niña de 2 años puede tener tantos juguetes
materiales. Ya desde tan pequeños provocamos que de mayores sean unos
materialistas así como unos envidiosos y caprichosos. Tenía tantos juguetes que
no sabía con cual jugar. Le tuvo que causar estrés sí o sí.
Hablando de los regalos, a mí me gusta que sean de cualquier
material menos de plástico ya que creo que el plástico nos invade demasiado en
nuestro día a día. Me encantan los juguetes de madera y eso es lo que le
regalé, unas construcciones de madera con las que seguro se lo pasa genial
además de desarrollar su creatividad como mejorar su autoestima (que se caiga
la torre y la vuelva a construir sin necesidad de llorar ni quejarse).
Recibió regalos que para mi gusto no son muy adecuados.
Regalarle un bebe a su edad me parece demasiado pronto. Ya tendrá tiempo para
convertirse en mama a partir de los 4/5 años. Pero no tan pronto, dejar que
crezca rodeada de juguetes que la hagan crecer en los ámbitos emocional,
cognitivo y motor.
Bueno, y ya no mencionar que le regalaron un carrito de
limpieza con su aspirador, su fregona, su cepillo. Yo cuando vi eso me quedé a
cuadros. Como puedes inculcarle esos valores a una niña tan pequeña de forma
indirecta con dicho juguete. No os podéis ni imaginar la imagen de una niña de
dos años limpiando el suelo con el aspirador…
Dejando al margen los regalos y mas este último me voy a
su comportamiento. Es una niña totalmente mimada. Es la única niña pequeña y
como no, cosa que entiendo, es la niña de la familia. Ella recibe de todo y lo
sabe. No ha ido a la guardería ya que la pueden cuidar sus abuelos y de ahí que
se sienta la reina del castillo. En el cumple estuvieron sus primas más mayores y cada vez que cogían uno de sus juguetes les pegaba con la mano
abierta. Todos sabemos que en esta edad es característico el egocentrismo pero, a pesar de ello, no está mal hacerle saber que las cosas se comparten con los demás.
Temo el día en el que ese castillo se medio derrumbe porque tenga que ir al
cole con sus iguales y compartir absolutamente todo.
Aunque al fin y al cabo a todos alguna vez nos ha dado la
vida alguna que otra bofetada.
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